El Anuario Estadístico 2023 de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información de Cuba (ONEI) ilustra con datos el declive de la economía cubana.
No es ningún secreto que Cuba se encuentra en una profunda crisis económica y de abastecimiento. Las nuevas cifras para 2023 publicadas recientemente por la ONEI ilustran dramáticamente la fuerte recesión económica en muchos sectores clave de la economía cubana.
Escasos ingresos en divisas, la producción nacional por el suelo, escasez de combustible y alta deuda externa: la lista de problemas es larga. Según el gobierno, la economía cubana se contrajo un 1,9 por ciento el año pasado. El ministro de Economía, Joaquín Alonso Vázquez, citó el impacto del bloqueo estadounidense, la falta de divisas, la insuficiente oferta de bienes y servicios, el excedente de efectivo en circulación fuera del sistema bancario y otras "distorsiones" como razones de la caída en 2023.
El Anuario Estadístico 2023 de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI) ilustra esta situación con cifras negativas. Los sectores del sector productivo -agricultura, pesca, minería, industria azucarera y manufactura- evolucionaron negativamente en comparación con el año anterior y registraron fuertes caídas en algunos casos. El sector azucarero de Cuba, que alguna vez fue el orgullo de la revolución, se contrajo un 39 por ciento el año pasado, continuando su tendencia a la baja que ha estado ocurriendo durante años. También se reportaron cifras preocupantes en los sectores de la pesca (-18,3 %) y la agricultura (-14 %). Solo la gastronomía (+13,1%) y el sector del transporte y las comunicaciones (+9,5%) fueron capaces de crecer. El sector de la construcción también registró un ligero repunte, con un aumento del 3,8 por ciento.
El déficit presupuestario disminuyó levemente el año pasado en comparación con 2022, pero a costa del gasto público en sectores estratégicos para el desarrollo del país, como la ciencia y la tecnología, la educación y la salud, lo que explica en cierta medida el deterioro de la calidad de estos servicios en el caso de la educación y la salud.
Caída de la producción industrial
La producción industrial de Cuba hoy ha vuelto al nivel de 2005
(PDF), y ya no representa ni siquiera dos quintas partes de la producción industrial en 1989. En comparación con el año prepandemia 2019, la producción de café (-44,8 por ciento), la producción de pan (-28,2 por ciento), la producción de aceite de cocina (-89,3 por ciento), los embutidos (-90,1 por ciento) y el cemento (-61 por ciento) se han desplomado drásticamente, en algunos casos. La lista podría continuar indefinidamente.
Las cifras no incluyen el creciente sector privado cubano. Sin embargo, hasta ahora este sector apenas está produciendo algo, sino que se concentra principalmente en las áreas de comercio, gastronomía y servicios. En particular, el declive de la industria alimentaria estatal, cuyos productos son la base de las asignaciones de alimentos subsidiadas por el Estado, está contribuyendo a la exacerbación de la crisis de suministro del país. Los productos tienen que ser reemplazados por importaciones en moneda extranjera, lo que supone una carga adicional para el presupuesto del Estado, el cual ya presenta problemas de liquidez. El sector privado ha intervenido hasta cierto punto, lo que ahora garantiza un suministro constante de alimentos, pero a precios de mercado y, por lo tanto, solo asequible para una parte de la población.
A la vista de las nuevas reglas para el sector privado , los economistas temen una reducción de la oferta, especialmente de alimentos en el país, y como consecuencia un aumento de la dinámica inflacionaria.
Crisis energética permanente
Una causa importante de la disminución de la producción industrial es la aguda escasez de combustible y la consiguiente crisis energética. La generación de energía cayó de 20.705 gigavatios hora (GWh) en 2019 a 15.331 en 2023 (-26 por ciento).
Por lo tanto, la situación económica de Cuba sigue siendo extremadamente tensa, bloqueada por Estados Unidos, con una tasa de crecimiento promedio negativa, altamente endeudada, con un enorme déficit presupuestario, una inflación (oficial) de alrededor del 30 por ciento, con un sector de comercio exterior debilitado que tiene valores negativos en su cuenta corriente, difícil acceso al crédito internacional y casi sin inversión extranjera.
En esta situación, los expertos en economía llevan mucho tiempo pidiendo una reforma de las empresas estatales (a menudo deficitarias), en particular la reducción de los gastos y las transferencias al sector empresarial estatal. Pero la reforma empresarial, anunciada desde hace mucho tiempo, se ha pospuesto recientemente una y otra vez.