La mayor ola migratoria desde la llegada al poder de Fidel Castro amenaza el futuro del país. La pandemia y el recrudecimiento de las sanciones estadounidenses han debilitado aún más la ya maltrecha economía.
El Estado carece cada vez más de medios financieros para importar bienes y alimentos. La población tiene que hacer frente a cortes de electricidad, escasez de alimentos y falta de medicamentos, entre otras cosas. Por ello, cada vez más personas, sobre todo las personas de menores ingresos, intentan abandonar Cuba.
El resultado es un problema demográfico. Incluso para un país conocido por los éxodos masivos, la actual ola migratoria es notable. Según la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de los Estados Unidos (CBP), en octubre de 2019, todavía había poco menos de 2.000 personas que emigraban a los Estados Unidos desde Cuba. El año pasado ese número fue de poco menos de 30.000. Alrededor del dos por ciento de la población total de Cuba emigró a los EE. UU. De octubre de 2021 a septiembre de 2022, lo cual representa más del cuatro por ciento de su población en edad laboral. A finales de año, el número de emigrantes había seguido creciendo.
En 2021 la población se redujo por quinto año consecutivo. La tasa de natalidad no deja de decrecer. El país envejece. La proporción de personas mayores de 65 años seguía siendo del 15% en 2022, se prevé que aumente a más del 20% en 2030 y ya al 30% en 2050, y esto sin tener en cuenta la reciente ola migratoria. Una fuga de cerebros de esta magnitud amenaza a todos los sectores de la economía. Además, Cuba tiene una baja tasa de fertilidad y una esperanza de vida comparativamente alta. Pagar las pensiones de la población cubana, ya de por sí escasas, será un verdadero reto para el gobierno cubano.
Ahora este año, por primera vez desde 2017, se han reanudado los servicios consulares estadounidenses en La Habana y la tramitación de visados para inmigrantes. Se supone que estos pasos son parte de los acuerdos migratorios entre Estados Unidos y Cuba para garantizar al menos 20.000 visas para cubanos anualmente. El Ministro de Asuntos Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, acogió con satisfacción este hecho como un paso en la dirección correcta, pero afirmó que no cambiaba la fracasada política estadounidense hacia Cuba. El hecho de que el embargo estadounidense sea responsable, al menos en parte, de gran parte de las razones de la emigración no está siendo abordado por parte del gobierno estadounidense.